Sitio para encontrarse con Dios
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Cuando se elige a un nuevo Sumo Pontífice, este elige el nombre con el que quiere ser conocido. Hay cuatro nombres que se repiten mucho en la historia del papado: Juan, Gregorio, Benedicto y Clemente.
Lo de cambiar el nombre es una tradición algo tardía, del siglo X, y se comenzó cientos de años antes porque uno tenía un nombre que consideraba inapropiado para el cargo. El equivalente a “Me llamo Dolores Fuertes y soy partera”.
Curiosamente nadie ha escogido el nombre de Pedro y no hay ningún Pedro II.
También es llamativo que el nombre del Papa suele esconder una intencionalidad detrás.
Y como este quería enfocarse en el espíritu que animó al de Asis, se llamó Papa Francisco.
Dado que nunca se había utilizado el nombre antes, lo mismo podría decir que se trata de Francisco I
El actual Papa ha escrito dos encíclicas… y media. Es que la primera de ellas era una encíclica que tenía a la mitad Benedicto, así que la completó Francisco.
Su valor literario no está a la altura de las inmediatamente anteriores. Y es que Benedicto habló del Amor, de la Esperanza y de la Caridad. Más o menos una cada tres años.
Y hablar de la Fe tenía algo de colofón, algo de definitivo.
El Papa Francisco tiene una cercanía con la gente de la que carecía -y mucho- Benedicto. Pero este último era un sabio con muchas tablas en la enseñanza. Por ello, sus encíclicas son maravillas expositivas.
El Papa Francisco no llega al nivel de complejidad de Juan Pablo pero tampoco es especialmente claro en sus escritos, tipo Benedicto. Con todo, es lo suficientemente claro en algunos temas.
Ha escrito por entero Laudato Si y Fratelli Tutti. La primera resalta la conversión ecológica y la segunda la conversión humana. Ni la creación ni los demás son un medio para alcanzar unos fines.
Aunque no pretendemos adentrarnos en las razones que conducen al Papa -a quien creemos especialmente motivado por el Espíritu Santo- a obrar de una manera u otra, parece evidente que el Papa desea escuchar (y no dar respuestas que no lleven al diálogo) y, al mismo tiempo, anclarse en la tradición.
Estar entre las dos voces suele dar lugar al conflicto.
Nada como Benedicto y su encíclica inacabada para resaltar la tradición.
Pero nada como Laudato Si y Fratelli Tutti para plasmar mucho de lo que preocupa al Papa.
Lo que pasa es que su pensamiento es especialmente contextual: solo mirando el contexto de sus ideas entendemos bien al Papa. Algunas de sus frases parecen icónicas, pero solo porque nosotros ponemos el contexto.
El Papa tiene 5 exhortaciones apostólicas con cierta importancia. En este sitio web se ha ilustrado el resumen que el vaticano publicó de una (la Amoris Laetitia). Aunque todas son especialmente bellas, en esta se hablaba mucho de la familia -que está sufriendo el peor de los ataques que se ha visto en siglos- y convenía resaltarla.
En otra se habla de la alegría de vivir y de conocer a Dios. Y en una ocasión, los obispos y otros dieron con claves para los jóvenes. El Papa cogió todo el material y escribió “Christus Vivit”, de lectura difícil pero edificante.
Aunque no tan extensas como las exhortaciones, hay una Carta que es una auténtica maravilla y aquí está ilustrada: la Patris Corde.
Y es que el personaje de San José es un santo silencioso que vive en medio de tribulaciones y de ser un paria y de pasarlo mal… lo cual es el pan de cada día de muchos. Además, su carácter viril (por protector y por silencioso) es admirable.
Si contamos con una madre celestial, también podemos contar con la intercesión del que se ocupó por sacar adelante a la Sagrada Familia. En un mundo cruel.
¿Cómo será la futura encíclica? Es una buena pregunta. Lo cierto es que uno nunca está seguro; pero diría que irá en un sentido específico. ¿Por dónde? Pensamos que al Papa le preocupa la mercantilización de la religión. Y es que la religión se puede ver como la obediencia a una serie de reglas… no la cristiana. La religión cristiana está basada en la relación que cada uno tengamos con Dios. Y esa relación no nos asegura nada material -igual que a Jesús no le aseguró un lugar calentito y acomodado para nacer.
Así que es muy posible que la próxima encíclica vaya por ahí. Ese es el sentido que nos parece que tomará la futura encíclica. Una encíclica en la que se encuentre mucho el diálogo. Porque en las relaciones no hay respuestas definitivas y sí mucha escucha. Como el Papa.
